Un puente entre mundos enológicos
Eslovenia es una fascinante encrucijada de culturas vinícolas, donde las influencias centroeuropeas, mediterráneas y balcánicas se fusionan para crear un estilo único. Este pequeño país cuenta con cuatro regiones vinícolas distintas: Podravje, al noreste, con sus frescos vinos blancos; Posavje, en la zona central, con vinos ligeros y afrutados; Primorska, al oeste, con expresiones más mediterráneas, y el Karst esloveno (Kras), con sus característicos vinos tintos. La particular diversidad geológica y microclimática permite obtener vinos de extraordinaria personalidad, donde la frescura alpina se une a la madurez mediterránea, creando perfiles aromáticos complejos y vibrantes.
Tradición antigua y espíritu pionero
La tradición vinícola eslovena tiene sus raíces en la época romana, pero fue el renacimiento posterior a la independencia lo que proyectó estos vinos a la escena internacional. Eslovenia es hoy reconocida por su doble alma: por un lado, los refinados blancos minerales del Collio/Brda y del valle de Vipava; por otro, los vinos macerados (orange wines) que han encontrado en el Carso y en Primorska un territorio de elección. Las variedades autóctonas como la Rebula (Ribolla Gialla), la Zelen, la Pinela y la Refošk conviven con variedades internacionales, todas ellas interpretadas con un estilo que privilegia la autenticidad y el respeto por el territorio.
Artesanos del vino natural
Nuestra selección destaca a productores emblemáticos como Movia, pionero de los vinos naturales impulsado por la visión de Aleš Kristančič y Marjan Simčič con sus precisos vinos blancos del Collio. No faltan las interpretaciones radicales de Radikon y Gravner, que han revolucionado el concepto de maceración de las uvas blancas. Estos viticultores comparten un profundo vínculo con la tierra y prácticas agrícolas sostenibles, creando vinos que expresan autenticidad y un carácter distintivo, fruto de siglos de tradición y de una nueva conciencia productiva.