El noble antepasado del Amarone
El Recioto representa una de las expresiones más antiguas y prestigiosas de la enología veneciana, un vino de postre cuya historia milenaria tiene sus raíces en la época romana. Considerado el noble padre del Amarone, el Recioto debe su nombre a las «recìe» (orejas en dialecto veronés), es decir, las partes superiores del racimo, más expuestas al sol y, por lo tanto, más ricas en azúcares. La producción sigue un método riguroso: después de la vendimia, se seleccionan los mejores racimos y se dejan secar durante 3-4 meses en bodegas ventiladas, donde pierden hasta el 40 % de su peso, concentrando aromas y azúcares. La fermentación se interrumpe antes de que todos los azúcares se conviertan en alcohol, conservando así la dulzura natural que caracteriza a este extraordinario vino.
Una copa de aterciopelada complejidad
El Recioto della Valpolicella, elaborado principalmente con uvas Corvina, Corvinone y Rondinella, presenta un fascinante color rojo rubí intenso con reflejos granates. Su perfil aromático es extraordinariamente rico: mermelada de frutos del bosque, cerezas al alcohol y ciruelas pasas se entrelazan con notas de cacao, café, tabaco dulce y especias orientales. En boca sorprende por el perfecto equilibrio entre su dulzura envolvente, su cuerpo estructurado y una fresca vena ácida que evita que resulte empalagoso. Junto a la versión clásica del Valpolicella, también existe el Recioto di Soave, elaborado con uvas Garganega, de color dorado y aromas de frutas exóticas, miel y azafrán. Tradicionalmente maridado con pasteles secos, chocolate negro y quesos azules, el Recioto también resulta ser un acompañante sorprendente para platos con contrastes agridulces y para la meditación.