Los blancos piamonteses: no solo se bebe Nebbiolo
Los vinos blancos tranquilos del Piamonte representan un patrimonio a menudo subestimado. El Arneis del Roero ofrece notas de pera y flores blancas con un característico final de almendra. El Timorasso de la zona de Tortona sorprende por su mineralidad y su potencial de envejecimiento. En el norte, el Erbaluce ofrece vinos con una marcada acidez y aromas cítricos. Completan el panorama el Gavi, elegante y vertical, el Nascetta de las Langhe y el Cortese del Monferrato, más inmediato y fluido.
Tendencias: identidad territorial y menos intervencionismo
Los productores piamonteses están apostando por la peculiaridad de cada terruño, con vinificaciones parcelarias que realzan los matices de los diferentes suelos. Crece el interés por vinificaciones menos invasivas, con fermentaciones espontáneas y crianzas prolongadas sobre lías. También se observa la recuperación de variedades casi desaparecidas, como el Baratuciat y el Liseiret. La nueva generación de viticultores está redefiniendo la identidad de los blancos piamonteses, buscando expresiones más auténticas y complejas.
Maridajes: no solo entrantes
Los blancos tranquilos piamonteses son compañeros ideales en la mesa. El Arneis realza el vitello tonnato y el pescado crudo. El Timorasso, con su importante estructura, acompaña platos ricos como los agnolotti con salsa de asado. El Erbaluce equilibra con su frescura los quesos de cabra de la región. El Gavi encuentra su dimensión en los platos de pescado más elaborados, mientras que el Nascetta marida a la perfección con carnes blancas y verduras primaverales. Versátiles pero nunca banales, estos vinos completan magistralmente también platos de la tradición no piamontesa.
