La revolución silenciosa del norte
Los vinos tintos alemanes representan uno de los redescubrimientos más emocionantes del panorama enológico contemporáneo, una revolución silenciosa que ha transformado a Alemania de una tierra exclusiva de grandes vinos blancos a productora de tintos de extraordinaria finura y elegancia. El calentamiento climático ha desempeñado un papel fundamental en esta evolución, permitiendo una maduración más completa de las uvas tintas en regiones tradicionalmente consideradas en el límite norte de la viticultura.
Nuestra selección explora todo el espectro de los tintos alemanes, desde regiones históricas como Baden, Pfalz y Ahr hasta territorios emergentes como Württemberg y Franken, dando prioridad a los productores que interpretan con precisión y respeto los diferentes terruños y que están contribuyendo a redefinir la identidad de Alemania como productor de vinos tintos de clase mundial, caracterizados por una extraordinaria tensión gustativa, pureza aromática y sorprendente longevidad.
Spätburgunder: la otra cara del Pinot Noir
El corazón de nuestra selección lo representa el Spätburgunder, nombre alemán del Pinot Noir, que en Alemania alcanza expresiones de extraordinaria refinamiento y carácter. Tradicionalmente asociado a Borgoña, este vitigno ha encontrado en las zonas más vocadas de Alemania una interpretación distintiva que combina la elegancia típica de la variedad con una tensión gustativa y una precisión aromática que reflejan la huella única de los terruños alemanes. Regiones como Baden, Ahr y Pfalz producen hoy en día Spätburgunder de nivel mundial, caracterizados por un perfil aromático que combina frutos rojos crujientes, notas florales de violeta y rosa, y una mineralidad casi salina, sostenidos por una estructura tánica muy fina y una vibrante acidez que garantiza una extraordinaria frescura y potencial de envejecimiento.
Dornfelder y Lemberger: otras joyas alemanas
Además del Spätburgunder, nuestra selección destaca otras variedades autóctonas o históricamente arraigadas que contribuyen a definir la identidad de los tintos alemanes. El Dornfelder, un cruce creado en los años 50, se ha ganado un creciente respeto por su capacidad para producir vinos de color intenso con notas de frutos del bosque, cerezas negras y un toque especiado, manteniendo una agradable frescura incluso en las añadas más cálidas. El Lemberger (también conocido como Blaufränkisch), especialmente importante en la región de Württemberg, ofrece vinos estructurados pero elegantes, con un perfil característico de frutos negros, pimienta negra y una mineralidad pronunciada que refleja los diferentes terruños.