DOMAINE BOTT-GEYL

Jean Christophe Bott es el heredero de una familia cuya tradición se remonta a 1795, cuando su antepasado Jean Martin Geyl ya se dedicaba a la viticultura y al comercio.
Jean Christophe está al frente de Domaine Bott-Geyl desde 1993 -tras adquirir experiencia en Alemania, el Nuevo Mundo y otras bodegas francesas- y es el responsable de la transición de la bodega primero a la agricultura ecológica y luego a la biodinámica. En el viñedo, opta por rendimientos bajos, mientras que en la bodega, la vinificación y la crianza son minimalistas, para intentar no arruinar lo conseguido en el campo. De hecho, todo empieza aquí, donde reina la biodinámica, dedicando atención al suelo y a las plantas, tratando de entender sus secretos más intrínsecos. Evidentemente, no se utilizan herbicidas ni pesticidas y se procura mantener y aumentar la biodiversidad, fundamental para el buen desarrollo del viñedo. Toda la producción trata de combinar tradición y modernidad, para poder dejar a la posteridad una empresa sana y virtuosa.
En la actualidad, los viñedos de la finca -donde se cultivan riesling, moscatel, pinot gris y gewurztraminer- se extienden hasta un total de 15 hectáreas, e incluyen también parcelas clasificadas como Grand Crus y Lieux-dits. Hay 80 viñedos, repartidos en varios municipios, desde Ribeauvillé hasta Kientzheim. Se intenta extraer el carácter y la personalidad de cada trama individual, sin perseguir modas pasajeras. Los vinos que nacen de las manos de Jean Christophe Bott -que forma parte de esa nouvelle vague de vignerons responsables que cada vez gana más terreno en Francia- son amplios y suaves, más bien tensos, con una agradable progresión evolutiva en boca. Entre las diversas etiquetas producidas, recordamos el Riesling Grand Cru Schoenenbourg y el de Schlossberg, expresiones cualitativamente altas alcanzadas por este varietal que, precisamente en Alsacia, alcanza importantes cotas.
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