El arte sublime de la dulzura embotellada
Los vinos dulces representan uno de los vértices más elevados del arte enológico mundial. Obtenidos mediante técnicas antiguas y complejas, estos néctares requieren una maestría especial para equilibrar a la perfección la dulzura, la acidez y la complejidad aromática. Las metodologías de producción son múltiples: desde el secado natural de las uvas en rejillas (Passito), pasando por la concentración de azúcares mediante la Botrytis cinerea o «moho noble» (Sauternes, Tokaji), hasta la congelación natural de los granos en la planta (Icewine). En Italia, cada región cuenta con tradiciones seculares: desde el Vin Santo toscano hasta el Passito di Pantelleria, desde el Recioto della Valpolicella hasta los Moscati piemonteses, lo que da testimonio de una riqueza productiva sin igual.
Un universo sensorial por descubrir
El mundo de los vinos dulces ofrece una extraordinaria variedad de expresiones, colores y perfiles aromáticos. Se pasa del dorado brillante del Moscato d'Asti, fresco y aromático con notas de melocotón y salvia, al ámbar profundo del Pedro Ximénez andaluz con sus tonos de dátiles y regaliz. Del rojo granate del Recioto con aromas de cereza negra y chocolate, al ámbar del Sauternes con notas de albaricoque y miel de acacia. Estos vinos encuentran su máxima expresión en el maridaje con postres, quesos azules o simplemente como vinos de meditación. Su capacidad de evolución con el tiempo es legendaria, con botellas que pueden mejorar durante décadas, desarrollando una complejidad aromática que representa uno de los placeres más refinados para los amantes del vino.
