CRATECA

Crateca es un antiguo cráter inactivo, ahora cubierto por castaños y robles, que se encuentra debajo de Epomeo, el gigante amable de la isla de Ischia. La viticultura está muy arraigada en Ischia porque, en la práctica, representa la historia misma de la isla; en la copa de Néstor, de hecho, encontrada en Montevico, está grabada una frase que elogia el buen vino local y atestigua que los antiguos eubios, además de colonizar la isla, también habían introducido la viticultura y, por tanto, la producción del "néctar de los dioses". Así pues, desde el principio, Crateca, junto con todo el movimiento vinícola de la isla, se ha propuesto salvaguardar la tradición vinícola de la isla, recuperando y respetando las antiguas bodegas y viñedos, con el objetivo de ser uno de los puntos de referencia de una tradición que es el orgullo y la gloria de la isla de Ischia. Motivados por este espíritu, los Castagna, una antigua y trabajadora familia de Casamicciola, han recuperado una importante bodega y toda la zona boscosa que la rodea. El fundador de la familia, Giovanni, con la ayuda de sus hijos Arnaldo, Piergiovanni y Giampaolo, ha replantado el viñedo con gran experiencia y respeto por la tierra, recuperando las antiguas terrazas una a una, plantando vides seleccionadas y enriqueciendo el cultivo con árboles frutales y olivos. El caserío es un edificio muy antiguo e importante que la familia Castagna ha restaurado a su antiguo esplendor con grandes gastos, y desde 2013 está abierto a los huéspedes. El viñedo de Crateca, que se extiende por unas 2 hectáreas, a 250 metros de altitud, en las fértiles tierras del antiguo cráter, se orienta hacia el norte, con una continuidad sinuosa en terrazas panorámicas que acompañan la mirada a lo largo del perfil del monte Epomeo. Las vides de variedades autóctonas, blancas y rojas, siguen armoniosamente las líneas y curvas de la parracina, más a la sombra o al sol, pero siempre refrescadas por la brisa marina, y ofrecen uvas sanas y maduras en el momento de la cosecha. La bodega y el viñedo se orientan hacia una elaboración que respeta las características varietales y la singularidad del lugar y los vinos producidos, con gran personalidad y finura olfativa, expresan la seductora impronta de la mineralidad y conservan las huellas del volcán y del mar.