CENTOVIGNE

"La bodega Centovigne está situada en un entorno de cuento de hadas, dominado por el castillo de Castellengo. La producción de vino ya era activa aquí a finales del siglo XVII y continuó sin interrupción hasta 1940, cuando se interrumpió.
En 1999 los actuales propietarios se hicieron cargo del negocio; Alessandro y Magda, tras finalizar sus estudios de enología, decidieron recuperar un pequeño viñedo en Mottalciata; los excelentes resultados obtenidos les animaron a adoptar, uno tras otro, los viñedos que los ancianos del lugar ya no podían gestionar. La pasión por la recuperación arqueológica de los antiguos viñedos ha permitido redescubrir y valorizar numerosas microplantaciones que hoy definen la propiedad y legitiman su nombre, "Centovigne".
El planteamiento de la producción está orientado a reducir al máximo el uso de productos químicos; también es interesante en este sentido la recuperación de antiguos depósitos de cemento para su crianza, con el fin de reducir el uso de otros materiales y potenciar al máximo el patrimonio de las uvas seleccionadas.
Centovigne, situada en una pequeña zona del Alto Piamonte, a los pies del Monte Rosa, opera en una zona en la que la vid Nebbiolo ha encontrado su hábitat natural antes que en otras zonas del Piamonte; de hecho, aquí, donde también se llama spanna, junto con las variedades vespolina, croatina y uva rara, ha escrito la historia de la producción de vino desde el siglo XVIII.
La bodega es pequeña pero está bien organizada; de hecho, cuenta con un equipamiento moderno y eficaz en las salas de vinificación y con ladrillos a la vista, iluminación suave y barricas de madera en la zona de crianza.
Además, los conocimientos de Alessandro y Magda les permiten realizar intervenciones destinadas a mantener la vitalidad de los suelos, que se caracterizan por un ph ácido y una microfauna peculiar; la capacidad de estos últimos de absorber minerales, absolutamente más allá de los estándares comunes, confiere a los vinos firmados ""Centovigne"" características únicas e ineludibles, como la sapidez y la elegancia.

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