BONOMI
En las laderas del Monte Orfano, en el suroeste de la zona de la denominación de origen Franciacorta, se encuentra el Castello Bonomi, un edificio de estilo Art Nouveau diseñado por el arquitecto Antonio Tagliaferri a finales del siglo XIX.
Hoy en día, el château es una espléndida finca vitivinícola de unas veinticuatro hectáreas de viñedos, propiedad de la familia Paladin, que, creyendo en el potencial del terruño, ha transformado lo que era un lugar encantado en una empresa dinámica que produce vinos de excelente calidad.
En el viñedo, con maestría y total dedicación, no se deja nada al azar: las cepas de chardonnay, pinot noir y pinot blanc (para Franciacorta), y de cabernet franc, cabernet sauvignon, merlot, barbera y nebbiolo (para Curtefranca), están conducidas con el sistema de cordón de espuelas y gozan de un microclima especial que permite una maduración óptima de las uvas. Con el máximo respeto por el medio ambiente, la naturaleza y el ecosistema, todas las prácticas agronómicas adoptadas entre las filas tienen como objetivo obtener uvas puras, ricas y valiosas en todos sus componentes organolépticos.
En la bodega, la destreza y la pasión completan el trabajo, que se ve facilitado por los equipos tecnológicos más modernos, utilizados siempre con respeto a la tradición. Así es como se crean las aproximadamente 150.000 botellas al año: la preciosa Franciacorta y la excelente Curtefranca.
Comienza con el "Gran Cuvée" y sigue con el Satèn, continuando con los vinos de añada, con el Brut "CruPerdu" y con el "Cuvée Lucrezia" -propuestos tanto en la versión básica como en la rosada- y finalmente con el dosaje cero. Por último, la gama de etiquetas se completa con los dos vinos de la denominación Curtefranca, el "Cordelio" y el "Conte Foscari", ambos tintos y obtenidos a partir de una mezcla en la que se combinan uvas internacionales con las variedades autóctonas de barbera y nebbiolo.
Tanto si se trata de burbujas como de vinos tranquilos, en definitiva, cuando el nombre de la etiqueta es el de "Castello Bonomi", puede estar seguro de que la máxima excelencia enológica está garantizada, gracias a una copa de vino capaz de alcanzar los más altos estándares de calidad.
Hoy en día, el château es una espléndida finca vitivinícola de unas veinticuatro hectáreas de viñedos, propiedad de la familia Paladin, que, creyendo en el potencial del terruño, ha transformado lo que era un lugar encantado en una empresa dinámica que produce vinos de excelente calidad.
En el viñedo, con maestría y total dedicación, no se deja nada al azar: las cepas de chardonnay, pinot noir y pinot blanc (para Franciacorta), y de cabernet franc, cabernet sauvignon, merlot, barbera y nebbiolo (para Curtefranca), están conducidas con el sistema de cordón de espuelas y gozan de un microclima especial que permite una maduración óptima de las uvas. Con el máximo respeto por el medio ambiente, la naturaleza y el ecosistema, todas las prácticas agronómicas adoptadas entre las filas tienen como objetivo obtener uvas puras, ricas y valiosas en todos sus componentes organolépticos.
En la bodega, la destreza y la pasión completan el trabajo, que se ve facilitado por los equipos tecnológicos más modernos, utilizados siempre con respeto a la tradición. Así es como se crean las aproximadamente 150.000 botellas al año: la preciosa Franciacorta y la excelente Curtefranca.
Comienza con el "Gran Cuvée" y sigue con el Satèn, continuando con los vinos de añada, con el Brut "CruPerdu" y con el "Cuvée Lucrezia" -propuestos tanto en la versión básica como en la rosada- y finalmente con el dosaje cero. Por último, la gama de etiquetas se completa con los dos vinos de la denominación Curtefranca, el "Cordelio" y el "Conte Foscari", ambos tintos y obtenidos a partir de una mezcla en la que se combinan uvas internacionales con las variedades autóctonas de barbera y nebbiolo.
Tanto si se trata de burbujas como de vinos tranquilos, en definitiva, cuando el nombre de la etiqueta es el de "Castello Bonomi", puede estar seguro de que la máxima excelencia enológica está garantizada, gracias a una copa de vino capaz de alcanzar los más altos estándares de calidad.
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