BARICCI

La Toscana, con sus encantadores y armoniosos paisajes, siempre ha tenido una historia vinícola muy importante. Una región decididamente ecléctica desde el punto de vista de la producción, donde cada localidad da vida a vinos interesantes y dignos de mención; evidentemente, llegando a la cúspide de la calidad de lo que la Toscana puede ofrecer en la copa, no se puede dejar de mencionar la ciudad de Siena, y en particular la cercana zona de Montalcino. Aquí mismo, en Colombaio di Montosoli, hay una pequeña bodega histórica, Baricci. Fundada en 1955 por Nello Baricci, se extiende sobre una superficie de unas 12 hectáreas, situadas sobre lo que siempre se ha considerado uno de los crus más adecuados y excelentes de toda la zona: se trata de Montosoli, un terruño que puede presumir de una tradición vinícola de al menos cinco siglos. Por lo tanto, es una zona perfecta para crear grandes vinos tintos, aunque no hay que olvidar la historia. De hecho, como señala Nello, en los años 50 y 60 Montalcino era uno de los municipios más pobres de Italia, poblado por sólo 2.000 personas, y el Brunello producido localmente era prácticamente desconocido, apreciado sólo por unos pocos entusiastas; Nello, junto con un puñado de otros productores, decidió crear, en 1967, el "Consorcio del Vino Brunello di Montalcino", una asociación cuyo objetivo era proteger y desarrollar un producto que apenas empezaba a dar sus primeros pasos en el mercado. Desde entonces, la situación ha cambiado radicalmente y el Brunello di Montalcino DOCG se ha convertido en uno de los mejores vinos tintos italianos. Hoy en día, la empresa está dirigida por Federico y Francesco, nietos del gran Nello, que mantienen la tradición familiar y la filosofía de producción que considera el trabajo en el viñedo como esencial para obtener lo mejor de la naturaleza. La producción se centra en el Brunello di Montalcino DOCG y el Rosso di Montalcino DOC, con un total de unas 30.000 botellas, que se venden fácilmente en Europa, Estados Unidos y Japón.