Laderas que rozan la verticalidad, terrazas que pueden llegar a ser centenarias, condiciones extremas que dificultan hasta la más banal operación vitivinícola: hay pocas zonas vitivinícolas salvajes, variadas y difíciles en el mundo como la Ribeira Sacra. Estamos en Galicia, y además de lo que estamos describiendo con palabras, basta con dar un rápido paseo por las imágenes de google para entender de qué estamos hablando, y en consecuencia imaginar lo que nos puede dar una copa de esa zona. No es casualidad, de hecho, que cuando se habla de vinos de cierto nivel, la Ribeira Sacra siempre sale a relucir, no sólo por la espectacularidad de su paisaje, sino sobre todo por la complejidad que ofrece con vinos elaborados con variedades autóctonas como la mencía, palomino, mouranton, garnacha, grao negro, tintorera, bastardo, sousón, godello, doña y blanca.
Tras la emigración masiva de los años 70, que vio cómo la Ribeira Sacra se despoblaba en favor de las grandes ciudades, la tendencia se ha invertido y la zona se está repoblando, gracias en parte a un clima que se ha vuelto más suave, con lluvias menos intensas y vientos menos fuertes. Estos cambios han despertado el interés de los jóvenes bodegueros, y fue en 2013 cuando nació el proyecto Fedellos do Couto en Ribeira Sacra.
Jesùs Olivares y Curro Bareño, tras finalizar sus estudios de enología, se encontraron trabajando para Sierra de Gredos, junto a Dani Landi y Fernando García. Fue durante esta experiencia que desarrollaron el deseo de volver a Galicia, y así junto con Luis Taboada Fedellos do Couto fundaron una nueva realidad. Un proyecto basado en el intercambio mutuo entre el hombre y la naturaleza, con el máximo respeto por el medio ambiente, el ecosistema y la biodiversidad. Los viñedos tienen una edad que oscila entre los 30 y los 75 años, y están situados entre los 350 y los 700 metros sobre el nivel del mar, plantados en suelos de composición variable, con esquisto, granito y piedra caliza. Dada la filosofía y el escenario ambiental, poco más hay que añadir: mineralidad frutal y potabilidad son las características que encontramos en los vinos. Etiquetas en las que brilla la excepcionalidad y la pasión.