KATIA SEBASTIANI
Katia Sebastiani, la joven propietaria de una bodega en Ghemme, antepuso el trabajo de oficina al de la viña y, siguiendo los pasos de su abuelo, dirige una pequeña producción en Ghemme desde 2003.
El municipio de Ghemme, en la provincia de Novara, "Ciudad del Vino" desde 1994 y "Ciudad de la Miel" desde 2002, destaca en la producción de vino gracias a la altísima calidad del vino tinto Ghemme DOCG; producido generalmente en pequeñas cantidades por viticultores que viven en la zona desde hace siglos, es un vino con mucho cuerpo, elaborado con nebbiolo puro o con un 80% de nebbiolo con la adición de vespolina y uvas raras, como en el caso del producido por Katia.
Ghemme, reconocida con la DOCG en 1997, puede contar con un total de algo menos de 50 hectáreas de viñedos, con una producción de unos 2000 hectolitros; Envejecido, según la normativa, durante un periodo no inferior a 34 meses, 46 para el Riserva, presenta un característico color rojo rubí con reflejos granates y en nariz expresa aromas elegantes y finos, con aromas florales y de sotobosque, notas etéreas y delicadas especias, mientras que en boca es armonioso, equilibrado, con taninos finos, buena frescura, una profunda vena mineral y un final sabroso y persistente. Katia, junto con Cecilia Bianchi y Giada Codecasa, es una de las "Damas de Ghemme", y ha optado por limitar su producción a 1.300 botellas, siguiendo los métodos tradicionales de vinificación y favoreciendo las intervenciones en la bodega sobre las del viñedo.
Su Ghemme, sin filtrar, es un vino de nicho, a menudo poco conocido por el público y alejado, en filosofía, de las estrategias que mueven el marketing. Su vino, también como resultado de la limitada disponibilidad lejos de los altares y las celebraciones rituales, tiene una sustancia incuestionable y un carácter forjado por los desafíos impuestos por una tierra pobre, marcada por un clima duro.
El municipio de Ghemme, en la provincia de Novara, "Ciudad del Vino" desde 1994 y "Ciudad de la Miel" desde 2002, destaca en la producción de vino gracias a la altísima calidad del vino tinto Ghemme DOCG; producido generalmente en pequeñas cantidades por viticultores que viven en la zona desde hace siglos, es un vino con mucho cuerpo, elaborado con nebbiolo puro o con un 80% de nebbiolo con la adición de vespolina y uvas raras, como en el caso del producido por Katia.
Ghemme, reconocida con la DOCG en 1997, puede contar con un total de algo menos de 50 hectáreas de viñedos, con una producción de unos 2000 hectolitros; Envejecido, según la normativa, durante un periodo no inferior a 34 meses, 46 para el Riserva, presenta un característico color rojo rubí con reflejos granates y en nariz expresa aromas elegantes y finos, con aromas florales y de sotobosque, notas etéreas y delicadas especias, mientras que en boca es armonioso, equilibrado, con taninos finos, buena frescura, una profunda vena mineral y un final sabroso y persistente. Katia, junto con Cecilia Bianchi y Giada Codecasa, es una de las "Damas de Ghemme", y ha optado por limitar su producción a 1.300 botellas, siguiendo los métodos tradicionales de vinificación y favoreciendo las intervenciones en la bodega sobre las del viñedo.
Su Ghemme, sin filtrar, es un vino de nicho, a menudo poco conocido por el público y alejado, en filosofía, de las estrategias que mueven el marketing. Su vino, también como resultado de la limitada disponibilidad lejos de los altares y las celebraciones rituales, tiene una sustancia incuestionable y un carácter forjado por los desafíos impuestos por una tierra pobre, marcada por un clima duro.
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