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Domaine La Florane

El Domaine la Florane tiene una historia especial que une a tres generaciones de vigneron y dos terruños, manteniendo una filosofía compartida que sustenta una identidad única. De hecho, hasta hace poco, el propietario-enólogo Adrian Fabre dirigía dos bodegas: Domaine de l'Echevin, que es la finca familiar de su padre, y Domaine Florane, que es la de su madre. El Domaine la Florane produce vinos a partir de viñedos situados en el pueblo de Visan, en tierras heredadas de la familia de Marie-Pierre Fabre. En cambio, los viñedos de Saint-Maurice llevan el nombre de Domaine de l'Échevin, una denominación inventada por François Fabre en los años 90. "Guillaume de Rouville" y "Échevin" se siguen utilizando para los vinos de la denominación Saint-Maurice. En 2001, las dos fincas familiares empezaron a utilizar la misma bodega, en 2019, finalmente se unieron. El Domaine consta de 75,5 hectáreas, de las cuales 38,5 hectáreas son de viñedos y 37 hectáreas de bosques, olivos y lavanda. En medio de los magníficos Côtes-du-Rhône encontramos el Village con denominación Visan, 24 hectáreas de 280 a 380 metros de altitud orientadas al sur y el Village Saint-Maurice 14,5 hectáreas y mucho bosque de 380 a 410 metros, una meseta con suelo arcilloso-calcáreo, cubierta de guijarros y con orientación norte/noreste. La bodega conduce los viñedos de forma orgánica y biodinámica, cuenta con la certificación Demeter y Biodyvin, las parcelas de viñedo se labran o siembran con hierbas de flor, y se alimentan cada año con un compost de ingredientes orgánicos locales certificados. La vida de los suelos mantiene así las vides sanas y productivas. La principal variedad de uva es la garnacha, que aporta cuerpo, elegancia y finura a los vinos. Hay varias parcelas de Syrah que proporcionan una buena acidez y frescura y son esenciales para las cuvées. Como variedades tintas también encontramos Mourvèdre, y Cinsault; también hay una pequeña zona de Carignano plantada en una ladera que se curva de este a oeste. Las variedades blancas son Viognier y Marsanne, que son también las variedades históricas de la finca, apoyadas por la delicadeza de la Garnacha Blanca y la Roussanne. Finalmente Clairette y Bourboulenc, plantados en 2013. El Domaine la Florane ha recibido numerosos premios y nos regala vinos locos que no sólo gratifican en la copa sino que también respetan el ecosistema.