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Massucco

En la aldea de San Giuseppe di Castagnito -estamos en el Roero, en la provincia de Cuneo, más o menos frente a la Langa de Barbaresco, de la que nos separa el río Tanaro-, la familia Massucco dirige desde hace cuatro generaciones una empresa orgullosamente anclada en las tradiciones de su territorio, aunque no es nueva en la experimentación y es capaz de ofrecer vinos de calidad diferenciada, que tienen el indudable mérito de satisfacer los gustos de una amplia gama de consumidores.
Todo comenzó en el siglo XIX, en 1883 para ser exactos: desde entonces, las veinte hectáreas que posee la bodega han pasado de padres a hijos con cuidado y pasión, casi como si fueran hijos. Entre las filas, las normas son sencillas, pero al mismo tiempo estrictas y se siguen rigurosamente: gestión integrada de plagas, exclusión de todas las sustancias OGM, recolección manual y máximo respeto por el medio ambiente y el ecosistema. Nebbiolo, barbera y brachetto son las variedades de uva tinta, y luego tenemos arneis, moscato, chardonnay y favorita en cuanto a las uvas blancas. Los racimos se transforman en la bodega según las tradiciones más antiguas, y manteniendo siempre el listón de la máxima calidad: a la vinificación -con fermentación alcohólica sólo con levaduras autóctonas- le sigue la crianza en acero inoxidable, barricas o grandes barricas de roble, según el tipo de vino. De los tintos, como Roero, Barolo, Nebbiolo, Barbaresco, Barbera y Dolcetto, pasamos a Roero Arneis y Chardonnay, antes de llegar a los espumosos -tanto del método clásico como del método Charmat-, Brachetto y Moscato d'Asti. Vinos que, en algunos casos, se elaboran potenciando parcelas individuales de viñedo, cru específicos de los que se seleccionan las mejores uvas, las más concentradas y las más ricas en aromas y fragancias.
Eso es todo: pocos secretos, pero mucha experiencia, mucha historia y altísimos niveles de calidad, para la gama de vinos que proponen los hermanos Massucco, capaces como pocos de producir etiquetas eclécticas y exquisitamente naturales, además de caracterizarse por una evidente vocación gastronómica.