Edoardo Sderci
La Toscana, tierra de grandes vinos y grandes bodegas, algunas con historias muy antiguas detrás. Entre ellos, el Podere il Palazzino, situado en Monti in Chianti, no lejos de Siena, tiene sus raíces en el siglo XVIII. De hecho, fue en esta época cuando Pietro Leopoldo de Habsburgo-Lorena, Gran Duque de Toscana, inició su ambiciosa reforma agraria, fruto del absolutismo ilustrado típico de este periodo histórico, cuyo ambicioso objetivo era mejorar las condiciones de vida de los campesinos, contribuyendo al desarrollo del minifundio. Podere il Palazzino formaba parte de ese patrimonio de viviendas, granjas y casas de campo que fueron renovadas, y pasó a ser propiedad de la familia Sderci hacia mediados del siglo XIX. Hoy en día la empresa está representada por Alessandro y Andrea, dos hermanos unidos por la pasión y el amor al buen vino.
El Podere se extiende sobre una veintena de hectáreas, en las que la mayor parte del terreno se dedica a la viticultura, con un pequeño cultivo de olivos. En los viñedos se cultivan uvas blancas y tintas, tanto autóctonas como internacionales, incluyendo, además de la Sangiovese, la variedad de uva indiscutible de esta zona, la Colorino, la Canaiolo, la Malvasia Bianca, la Malvasia Nera, la Cabernet Sauvignon, la Merlot y la Petit Verdot. El enfoque en el viñedo es totalmente artesanal, orientado a la protección del ecosistema y del medio ambiente circundante: por ello, no se utilizan sustancias nocivas para el suelo y las plantas no se tratan con insecticidas, herbicidas u otros productos sintéticos.
Todo esto es Podere il Palazzino. Todo esto y más, porque junto a los dos hermanos Andrea y Alessandro, está también el hijo de este último, Edoardo Sderci, un joven con las ideas muy claras que ha contribuido a ampliar la gama de productos, gracias también a la ayuda de su prima Claudia. Así nació la línea de etiquetas "Edoardo Serci", hijas de los viñedos situados en Casina Girasolino y Monti in Chianti. Botellas que representan, de hecho, el futuro de Podere il Palazzino, vinos que reflejan fielmente el terruño al que pertenecen, capaces de sintetizar perfectamente la esencia de la que nacen. Vinos que no deben perderse.
