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Schloss Schönborn

Si hay una zona a lo largo del Rin capaz de producir grandes vinos blancos, es sin duda el valle del Rheingau. Es aquí donde se producen Rieslings de gran clasicismo, llenos sin ser nunca pesados, compañeros perfectos para la mesa pero al mismo tiempo capaces de una longevidad sólo superada por los grandes vinos del Mosela. El castillo de Schönborn es un auténtico baluarte de toda la zona desde 1349, año en el que aparecen los primeros indicios de adquisiciones de viñedos por parte de la familia del mismo nombre. A lo largo de los siglos, la propiedad ha cambiado de manos y, al mismo tiempo, se ha ampliado hasta las cincuenta hectáreas actuales, plantadas casi en su totalidad con Riesling.
Hoy en día, la finca no sólo sigue en activo, sino que es capaz de ofrecer etiquetas del más alto nivel. En suelos ricos en grava y arcilla, pero también en minerales, la variedad riesling ha encontrado un hábitat natural para sacar a relucir sus facetas más polifacéticas, frescas y punzantes por un lado, pero al mismo tiempo también nobles y dulces si se consiguen elaborar vinos de cosechas tardías.
En el viñedo, la atención agronómica es máxima, al igual que el respeto por la naturaleza, el medio ambiente, la biodiversidad y el ecosistema, de modo que, siguiendo cuidadosamente los ritmos de las estaciones, las uvas que se cosechan son sanas y no adulteradas, ricas y concentradas en cada pequeño matiz organoléptico.
En la bodega, sin apartarse nunca de los más altos estándares de calidad, todas las operaciones se llevan a cabo con el máximo respeto por el "cru" individual, para exaltar cada pequeña peculiaridad. De este modo, cobran vida vinos con un carácter inconfundible, testigos elegantes de un territorio y una variedad de uva únicos.