Louis Roederer

Champagne Cristal 2008 - Louis Roederer (cofanetto)

244,43 $

Agotado

Los precios incluyen aranceles aduaneros e impuestos de importación

Pedido máximo: 6 botellas por cliente

Cosecha: 2008
Denominación: Champagne AOC
Variedad de vid: pinot noir 55%, chardonnay 45%
Alcohol: 12%
Formato: 0.75l
Consumo ideal: 2016/2029
Temperatura de servicio: 6/8 °C
Momento para degustarlo: Aperitivos, Cena entre amigos
Tipo: Champagne
Combinaciones: Crustáceos, Entremeses de pescado, Moluscos, Segundos platos de pescado

Premios año de cosecha actual

James Suckling 100

Wine Enthusiast 100

Jancis Robinson 19.5

Antonio Galloni 98

Robert Parker 97

Notas de cata

Amarillo pajizo brillante con reflejos ligeramente ambarinos, perlaje delicado pero fino y persistente. En nariz tiene un bouquet muy amplio y rico de fruta confitada (limón, naranja), flores blancas (lirio) y frutos secos recién tostados (avellana, almendra). El paladar es redondo y firme, con una estructura jugosa y con cuerpo que es al mismo tiempo suave y cremosa. Sin embargo, la estructura cobra vida gracias a la frescura alegre y esbelta que, si bien deja intactas las características de la fruta, las difumina hacia aromas más cítricos y florales. Lo que beneficia es la armonía, que se mantiene perfecta incluso en el final.

Champagne Cristal 2008 - Louis Roederer (cofanetto): POR QUÉ NOS GUSTA

Cristal es, sin duda, el vino más famoso de Roederer y esta mezcla de 2008 hace sin duda justicia a su reputación. Elaborado sólo en las "grandes añadas", cuando la madurez de la chardonnay (alrededor del 45%) y la pinot noir (55%) que lo componen es perfecta, envejece en la bodega durante 6 años y descansa 8 meses después del degüelle. El Champagne Cristal 2008 Louis Roederer es fantástico de principio a fin, un gigante de la potencia puesta en el motor por la pinot combinada con la innegable elegancia de la chardonnay. Un Cristal con un estilo concentrado, lo suficientemente denso como para masticarlo más que beberlo, pero animado por la frescura y mineralidad innatas de los mejores cru del Marne. Un inmenso Champagne que nos gusta porque ya es celestial, pero que con unos años de madurez a sus espaldas podría llegar a ser incluso divino.