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Terrazze dell'Etna

El terruño del Etna, en Sicilia, es una de las zonas vitivinícolas italianas que, en los últimos años, ha logrado producir vinos de gran calidad, capaces de repetirse, cosecha tras cosecha, a altos niveles, conquistando a un número cada vez mayor de aficionados y conocedores. En Randazzo, en el Parque Natural del Etna, en la provincia de Catania, a unos 800 metros sobre el nivel del mar, se encuentra la bodega Terrazze dell'Etna, de reciente creación y propiedad de Nino Bevilaqua. Nino, un ingeniero de Palermo que siempre ha sido amante del buen vino, decidió en 2008 recuperar unos terrenos en terrazas situados en la cara norte del volcán, en el barrio de Bocca d'Orzo, para empezar a producir vinos típicos de la zona. En la actualidad, la empresa ocupa unas 36 hectáreas de terreno, donde junto a los viñedos hay olivares y bosques de castaños, cerezos y robles. En los viñedos se cultivan las uvas más características de la zona, nerello mascalese y nerello cappuccio, junto con chardonnay, pinot noir y petit verdot. Cada operación, estrictamente manual y particularmente agotadora dada la conformación de las terrazas, se realiza con el máximo cuidado, procurando respetar el ciclo natural de las plantas y buscando obtener la máxima calidad posible en armonía con el territorio y el entorno. Cada año, gracias también a los valiosos consejos del gran enólogo Roberto Cotarella, que ayuda a Nino en las fases más delicadas de la producción, se producen unas 160.000 botellas, repartidas en 10 etiquetas. El protagonista absoluto es, obviamente, el nerello mascalese, del que nacen "Cirneco", "Carusu", "Cratere" y "Ciuri", vinos tradicionales y territoriales, que en boca transmiten la gran armonía establecida con el espíritu del Etna; una interesante selección de vinos espumosos completa la gama -una nota de mérito particular corresponde al Cuvée Brut y al Rosé Brut-, capaces de excitar el paladar gracias a una vena increíblemente fresca y mineral.