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Podere Selva Capuzza

Los aniversarios son importantes, incluso en el mundo del vino. Para Podere Selva Capuzza, 2017 es un año de celebraciones, ya que la familia Formentini, propietaria de la bodega, festejará su cosecha número 100. De 1917 a 2017: un siglo en el que no menos de cuatro generaciones han lidiado con el terruño que rodea a Desenzano del Garda, aumentando su conciencia de una tierra en la que los lugares, la cultura, la historia, el paisaje y el medio ambiente deben ser salvaguardados y protegidos. Hoy en día, Podere Selva Capuzza cubre una superficie de unas 50 hectáreas de viñedos, y la estructura se ve reforzada por un fantástico agroturismo, que consiste en una granja recuperada en 2001 de la que se obtuvieron varias habitaciones y pisos, y un restaurante "a la inversa", es decir, donde se parte de los vinos para elaborar el menú y decidir qué platos se van a degustar. En los viñedos, situados en las colinas de las tres principales DOC, Lugana, San Martino della Battaglia y Garda Classico, sólo se cultivan cepas autóctonas, criadas según los principios de respeto al medio ambiente y a la naturaleza, más allá de las etiquetas y certificaciones que, a menudo, hoy en día hacen un guiño más al marketing que a la ética del territorio. "Creemos que la agricultura ecológica no permite por sí sola una compatibilidad medioambiental más sostenible, sino que hay otras prácticas, menos visibles y quizá menos prescindibles en términos de comunicación, que pueden aportar ventajas concretas para la sostenibilidad de la cadena de producción y distribución del vino. También creemos que podemos hacer mucho más, y mantenemos nuestra curiosidad e interés por encontrar nuevas formas de producir de forma más sana y limpia, respetando el entorno que habitamos temporalmente". Unas palabras realmente sabias, que cada año dan lugar a la creación de unas 300.000 botellas, repartidas en 13 etiquetas en las que, junto a los vinos blancos, rosados y tintos, hay también tres espumosos, para una gama que puede satisfacer las necesidades de los paladares más refinados y difíciles.