Untitled-1

Piccini

Cuatro generaciones se han sucedido ininterrumpidamente, transmitiendo la pasión, los valores, los conocimientos y las habilidades, en nombre de la más alta identidad territorial, y potenciando las tradiciones más arraigadas e históricas, que desde hace años contribuyen a hacer de la Toscana una gran región vinícola. La paciencia y el esfuerzo constante, luego el sacrificio y la sabiduría en la toma de decisiones, incluso las más pequeñas, para llegar a resultados hechos de obstáculos superados y éxitos alcanzados. Hoy en día son los vinos etiquetados como "Piccini", una realidad que ve su punto de apoyo operativo en las tierras de la Toscana, y una empresa que actualmente puede presumir de ser propietaria de cinco fincas diferentes, tres de las cuales están en la Toscana, mientras que las otras dos se encuentran respectivamente en Basilicata y Sicilia.
Comenzamos con la Fattoria di Valiano, una espléndida finca de Chianti Classico, en la provincia de Siena, perteneciente al territorio de Castelnuovo Berardenga, y luego pasamos a Tenuta Moraia, que se encuentra en la provincia de Grosseto, a lo largo de la costa toscana, en la Maremma. El cuadro de las bodegas toscanas se completa, por último, con "Villa al Cortile", que en Montalcino es una referencia indiscutible para la producción de Brunello, sin olvidar, no obstante, la bodega Chianti Geografico, gestionada actualmente en régimen de alquiler por Tenute Piccini. Saliendo de la Toscana, en cambio, llegamos a Basilicata, donde nos encontramos con las 15 hectáreas de viñedos de la "Regio Cantina", donde se produce uno de los mejores vinos Aglianico del Vulture. El viaje termina en Sicilia, en las laderas del gran volcán Etna, donde se encuentra Torre Mora, una bodega cuyos viñedos se extienden entre los municipios de Castiglione di Sicilia y Linguaglossa.
El compromiso de la familia Piccini, por tanto, ha sido continuo e ininterrumpido desde 1882 y se compone ahora de algo menos de doscientas hectáreas de viñedos propios, más otras quinientas arrendadas, para una producción media anual que alcanza casi los 15 millones de botellas. Unas cifras asombrosas que convierten a Piccini en una de las familias más importantes del panorama vitivinícola nacional, pero que, sobre todo, nunca dejan de lado el mayor nivel de calidad posible.