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Banino

En San Colombano, un pueblo situado entre las tierras bajas del Pavese y la llanura de Lodi, la familia Panigada, además de su histórica tienda de delicatessen, produce desde hace tres generaciones un vino con el curioso nombre de Banino. Si, en efecto, San Colombano debe su nombre al monje irlandés del mismo nombre que la cristianizó en el siglo VI y que posteriormente importó el cultivo de la vid, sus habitantes se llaman banini y de esta denominación procede el vino de la empresa. La bodega propiamente dicha se encuentra en el centro de San Colombano, en una de sus calles más bellas y características; aquí se vinifican únicamente las uvas de las cinco hectáreas de viñedos que posee la bodega, situados en La Merla, Baracca y Cà del Mazza, todos ellos bien expuestos al sur en las suaves colinas que dominan el pueblo. La gestión de los viñedos tiene muy en cuenta el aspecto medioambiental y, como prueba de ello, al no utilizar herbicidas, la hierba y las flores silvestres llenan los viñedos; de hecho, es su siega la que nutre las vides, no los fertilizantes químicos. Durante el periodo de crecimiento, la protección contra los hongos se lleva a cabo utilizando principalmente azufre y cobre, sin tratamientos antibóticos, mientras que la vendimia, que se realiza totalmente a mano, se hace en cajas para salvaguardar la integridad y la fragancia de las uvas listas para la trituración. Las salas de molturación de la uva y de elaboración de los vinos se encuentran en el gran patio interior de la bodega, mientras que en el sótano, bajo el patio, junto al rincón de degustación, se encuentran las antiguas bodegas familiares con techos abovedados, donde los vinos más importantes se envejecen primero en madera y luego en botella. Tanto en la vinificación como en la crianza, se respetan los largos tiempos que exige la naturaleza, para obtener un producto de excelente calidad, sin ceder a ningún forzamiento para perseguir el mercado. Los vinos de Banino, de hecho, no siguen las modas, se ajustan a caracteres compartidos por la mayoría y dan grandes satisfacciones sólo a quienes tienen la paciencia de esperar.