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Antonio Caggiano

Apasionado y entusiasta fotógrafo trotamundos -del frío Ártico al desierto africano, de Estados Unidos a Sudamérica-, Antonio Caggiano decidió crear su propia bodega a principios de los años noventa, movido por un deseo irrefrenable de dar voz a la historia y las tradiciones de su querida Taurasi. La singularidad de sus espectaculares bodegas se percibe de inmediato al recorrer los numerosos y fascinantes túneles: no es un simple lugar de barricas, botellas y cubas, sino un auténtico museo de la cultura vitivinícola. En cada rincón, en cada pared y en los numerosos huecos de los muros de piedra, es posible ver herramientas y utensilios típicos de la práctica vitivinícola. Las herramientas y los cientos de barriles están acompañados por una variedad de obras de arte en madera, vidrio y piedra, algunas realizadas por el propio Antonio, otras donadas por amigos artistas, que hacen que el ambiente sea aún más evocador.
Hoy en día la empresa está dirigida por Giuseppe, conocido como Pino, hijo de Antonio, que a través de un riguroso trabajo en la viña y una apasionada y cuidadosa interpretación enológica ha contribuido a la afirmación de un estilo cualitativo de gran personalidad, que ha distinguido a la empresa Antonio Caggiano como gran intérprete de los vinos irpinos.
Entre las hileras de vides, en las aproximadamente treinta hectáreas de viñedos con las que cuenta actualmente la empresa, se encuentran todas las variedades más importantes de Irpinia, como el Aglianico, el Fiano, el Greco y la Falanghina: uvas que se cultivan respetando plenamente el medio ambiente, la naturaleza y el ecosistema. En la bodega, todos los procesos de trabajo se controlan constantemente, y el objetivo principal sigue siendo siempre uno y sólo uno: potenciar y exaltar lo que la estación y el territorio han venido a expresar en la fruta.
El resultado de todo ello lo dan las etiquetas que responden a los nombres de "Vigna Macchia dei Goti", "Salae Domini", "Taurì" y "Fiagre", así como "Béchar", "Devon" y "Mel": de Taurasi a Aglianico, de Fiano di Avellino a Greco di Tufo, hasta Falanghina, vinos sencillamente extraordinarios.