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Achaval Ferrer

Al pie de la Cordillera de los Andes, en la provincia argentina de Mendoza, nació y se desarrolló el proyecto de la Bodega Achavàl-Ferrer, una realidad vitivinícola que nació gracias a la idea de seis amigos, argentinos e italianos, que a finales del siglo pasado, concretamente en 1998, decidieron unir sus fuerzas para perseguir un objetivo común: producir vinos de calidad, capaces de expresar lo más fielmente posible las características de su territorio de origen. En particular, desde el inicio de su aventura, todos los amigos del grupo se han concentrado en el objetivo de observar las posibles expresiones de la variedad de uva Malbec (ahora prácticamente autóctona) en las distintas parcelas de cultivo que componen el territorio de la empresa, consideradas como muchos pequeños terruños. Los métodos de cultivo utilizados son los mismos para todos los viñedos que participan en el experimento, así como los procedimientos de bodega aplicados a los diferentes lotes de uva, que se vinifican por separado. En el viñedo, las elecciones agronómicas son sagaces y precisas, adoptadas con el máximo respeto por el equilibrio del medio ambiente, la naturaleza, el ecosistema y la biodiversidad. Cuidando cada planta con una atención casi maníaca, el objetivo, cosecha tras cosecha, es siempre recoger racimos finos y puros, ricos y concentrados en todos los matices organolépticos. Pasando a la bodega, la filosofía que se sigue no dista mucho de la que se aplica en el viñedo, de manera que en nombre de los más altos estándares de calidad, cada paso de la producción, desde la vinificación hasta la crianza, desde el embotellado hasta el afinado, se realiza con el objetivo de potenciar la materia prima y, por tanto, de exaltar y comunicar en los vinos todo lo que la estación y el territorio han sabido expresar en el fruto. Vinificado en parte en mezclas y en parte manteniendo los viñedos individuales por separado, el resultado son etiquetas extraordinarias, que en conjunto conforman una gama de vinos realmente interesante. Desde la "Línea Mendoza" hasta la "Quimera", pasando por la "Finca Mirador", la "Finca Bella Vista" y la "Finca Altamira": botellas que le harán descubrir la Argentina más bella en materia de enología.